Padre de Graduado de Narconon
Gary J.
Mi hijo era un buen chico. Estoy seguro de estuvo expuesto al alcohol en exceso, o que se permitió más alcohol de la cuenta, quizá al final de la preparatoria o al principio de la edad universitaria. De ahí fue directamente a la policía.
Hay mucho estrés ahí. Vio mucho del lado más sucio de la vida. Vio asesinatos y tráfico de drogas y el lado más sórdido de lo que vemos en las noticias, él estaba en medio de eso.
Y conociendo otros agentes de la policía que hacían eso todo el día, iba al bar local de policías, y revivía eso otra vez toda la noche. Así que siempre estaba en tensión y recurrió al alcohol, creo que es parte de la escena.
Y no estuvo participando con la familia durante tal vez unos 6 meses o algo así.
Se había alejado de las fiestas, las actividades navideñas, las reuniones, los veranos, todo ese tipo de cosas.
Me dijo que quería hacer algo productivo para superar su condición. Así que dije: “Bien”.
Creo que habló con el Asesor de Admisión aquí, durante tal vez unas 2 o 3 semanas.
Luego lo traje con sus cosas y lo dejé en sus manos. Y entonces hizo el programa.
Se puso más saludable, podía volver a razonar con sensatez otra vez. Y por supuesto, al no tomar alcohol, volvió a ser él mismo.
Narconon me devolvió a mi hijo. Y le dio a nuestra familia un hermano, un tío. Él está de regreso. Era él al que extrañábamos. El círculo se ha completado.
Es como si hubieran capturado su espíritu y lo devolvieron a su vida útil. Y ahora trabajando aquí, él está haciendo que todas sus destrezas fructifiquen. Así que, estoy muy agradecido.